martes, 27 de septiembre de 2011

Privacidad, novedad y competencia: los cambios en Facebook

Si a estas alturas no te has enterado, probablemente no tienes Facebook: son tiempos de cambios en Facebook. Para algunos más que para otros, ya que van testando las funcionalidades nuevas en diferentes perfiles y, en el caso de cambios tan radicales, sembrando el desconcierto. ¿Qué ha pasado?

- Las suscripciones. Por algún motivo, las páginas no acaban de encajar con las funciones que tienen las cuentas de twitter. Yo, que sigo siendo una lingüista aficionada, deduzco que es un problema de que se llamase "Me gusta". Decir que alguien "te gusta" suele ser falso. Me interesa, en todo caso. Eso está resuelto: ahora puedes tener dos perfiles en uno, y distinguir "Amigos", con los que llevar una interacción más próxima y compartir más información, y "Suscriptores", filtrando las publicaciones para que completos desconocidos puedan seguirte sin compartir con ellos tu plan del viernes por la noche. Esto es un acierto increíble. A mí me permite borrar de un plumazo en torno a 150 amigos que en realidad son sitios o artistas que no migraron sus perfiles a páginas. Gracias, Facebook.

- Listas de contactos más sencillas. O eso parece. Un buen día, Facebook ha decidido que te interesa distinguir a tus mejores amigos de la gente que vive en tu zona, de la gente que trabaja contigo, y te los ha separado en listas. Que probablemente es una buena idea y que les permite competir con la fascinación que han ejercido sobre mucha gente los círculos de Google+. Pero que a quienes utilizábamos listas de contactos desde hace mucho tiempo de forma diferenciada lo que nos ha producido es un ruido inmenso en la gestión de con quién compartimos qué. Por dos motivos, que me parecen dos grandes errores: 

  • No advertir de que se van a producir los cambios y/o (a ser preferible, y) permitir elegir si queremos o no utilizarlos. ¿Recuerdan aquel Facebook que ahora suena añejo, donde uno añadía o quitaba cuadros (luego pestañas) para utilizar cada funcionalidad? ¿Dónde quedó aquella idea fantástica de Facebook como collage de opciones?
  • Olvidarse de lo que ya hacían bien (principio de "si funciona, no lo toques"); yo hacía mucho tiempo que tenía configurado un targeting por defecto. ¿Qué pasó? Durante los dos primeros días, tal cosa había desaparecido y cada publicación aparecía con las opciones de privacidad de la anterior. Nada recomendable para quienes creíamos que seguíamos ocultando nuestra actividad. Afortunadamente, y de nuevo gracias, Facebook, ahora se puede cambiar la privacidad sobre las publicaciones antiguas. Algo inmensamente práctico para los que somos dados a cambiar de vida, y necesitamos varias "listas negras".

- El ticker. O Teletipo. O Información inmediata. Según en qué grupo de testeo te encuentres. Consiste en una barra derecha donde se publica todo tipo de información sobre tus contactos. Y ahí viene el primer problema: todo tipo. Facebook se ha visto inundada de mensajes pidiendo a los contactos que se eliminen su suscripción (sí, puedes "desuscribirte" de tus amigos; porque, para qué engañarnos, también pasa al contrario y todos tenemos amigos a los que adoramos pero de los que no necesitamos tener información permanentemente. Pesados somos todos. Pregunten a mis contactos, si no) de los "Me gusta" y "Comentarios". Porque ahora, si tú publicas con tranquilidad un comentario sobre el estado de tu mejor amigo, inmediatamente es de dominio público. Curiosamente, mientras se hacen estos cambios nadie ha pensado en actualizar simultáneamente mi bienamada pestaña de "Configuración de la privacidad", que ahora mismo tiene un mensaje que resulta casi un despropósito de puro overpromise.


Gracias por la buena voluntad, pero no, no puedo controlar cómo me conecto, porque no tengo forma de permitir a qué quiero que se suscriban mis amigos, y eso sin haber activado el servicio de suscripciones. Llamar "Suscripción" a la información que reciben mis amistades implica que yo debería permitir la suscripción, ¿no? Se me ocurre...

- A cambio, con toda esta información inmediata y gracias al enlace de Facebook y Spotify, en el nuevo apartado de Música, en tu pestaña de Inicio y en teletipos puedes ver en tiempo real la música que escuchan tus amigos. Hace unos días que está siendo una delicia sincronizar bandas sonoras con mis contactos. Incluso a pesar de los fallos previsibles en un lanzamiento, como no poder abrir directamente playlists y discos desde Facebook, que son un incordio, pero espero que se solucionen próximamente.

- El timeline: y esto es m-a-r-a-v-i-l-l-o-s-o. Si aún no lo han cotilleado, pueden esperar al próximo fin de semana, o seguir este tutorial de AERCO. Yo ya no podría vivir sin él. Es tan bonito, tan agradable y tan sencillo que simplemente apetece utilizarlo, cosa que no sucedía con el perfil anterior. Es como tener un scrapbook donde eliges qué destacar y en qué momento. Con eso, Facebook consigue atraer incluso contenidos anteriores a su creación: la inclusión de hitos vitales, que se reflejan también en el nuevo mapa, puedes dejar constancia de algunos de los momentos más importantes de tu vida. Y si no lo eran, no pasa nada: puedes expandir cualquier publicación anterior que pareciera intrascendente para darle protagonismo en tu perfil. Por una vez, Facebook ha creado un desarrollo realmente flexible, que permite múltiples usos. El timeline es un diez.

- Los titulares: y esto, francamente, me pone de muy mal humor. Porque después de haber vuelto a cambiar la configuración de mi página de inicio para ver a todos mis amigos y de haberme tomado el trabajo de ocultar una a una a personas y páginas menos interesantes, me encuentro con que ahora es Facebook quien decide mi dieta informativa. Entre las publicaciones de mis amigos. Se acabó la ordenación cronológica: ahora el concepto de tweetstar también rige Facebook. Me ha pasado un poco igual con el descenso de las notificaciones por e-mail: quizá lo agradezca, pero me pregunto por qué esa condescendencia que te hace pensar que veo todas las noticias o recibo todo por e-mail porque no quiero cambiarlo, en lugar de porque prefiero tener accesible toda la información en todas partes.


En conjunto, me queda la pregunta de si no es posible dar a los usuarios el poder de decisión sobre su propia información (producida y consumida). Creo que el pavor ante la aparición de otras redes con potencial (y dejémoslo ahí, porque de momento Google+ no deja de oler a globo pinchado) no debería producir una avalancha de cambios mal testados (desde aquí hago un llamamiento a Facebook para contratar testers. No me parece serio, tampoco, que tengamos que ser los usuarios quienes valoremos sus traducciones. El prosumo tiene límites, me parece) y que pueden producir un pánico colectivo al perder el control sobre lo que hacen en una página que para mucha gente empieza a parecer, como decía una amiga, "su sitio en el mundo".

¿Y tú, qué piensas de todo esto?

Otras opiniones y más información:
- Una infografía muy ilustrativa sobre el timeline, en RRHH Socialmedia (Social Media Network)
- La relación entre los cambios de Facebook y su competencia, en RTVE.
- Las novedades en gestión del flujo de información, por La chica del Facebook.
- Los problemas con la configuración de privacidad, en Portaltic.
- Novedades de aplicaciones, por Ricardo Mena para AB Internet.
- Una visión sobre la privacidad, por Enrique Dans.
- La relación entre la nueva API y la privacidad, en TIC Beat.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Decir no

Hoy me parece un día perfecto para retomar el blog. Y es que hoy hace un año que rechacé un trabajo.

En estos tiempos de crisis es evidente que las condiciones empeoran, que hay que estar a la que salta, y así una sucesión de frases hechas que no me voy a molestar en repetir porque todos hemos oído mil veces ya, pero que creo que se resumen perfectamente en este reciente artículo de Expansión que promueve la vuelta a la beca después de un parón en la carrera profesional como solución a todos los males.

Sí, la argumentación se sostiene, probablemente, pero me van a perdonar que hoy, en homenaje a la dignidad que mostré hace un año, saque la vena de doctoranda en Sociología y me atreva a dudar de que una argumentación sólida sea por sí misma una muestra de verdad.

Hablo, por supuesto, desde la posición privilegiada de quien cuenta con recursos de muchos tipos que se pueden resumir en un trabajo a jornada completa que me apasiona, una serie de clientes satisfechos y recurrentes que son capaces de valorar que me importen los detalles, una red de contactos de gente con la que se puede tener conversaciones maravillosas y que además consideran que puedo aportarles algo, y, perdónenme también la falta de modestia, de mucho trabajo a mis espaldas, parte del cual incluso me hace sentir orgullosa.

Pero desde esta posición, no, indudablemente no es mejor tener una beca que estar sin trabajo.

Bajo el mito, la frase hecha, de "que la inspiración te pille trabajando", bajo la inercia de estos tiempos de inestabilidad, de trabajo por proyectos y de ser polivalente o morir en el intento, es complicado decir esto y plantarse. Pero me parece necesario recordar que sea cual sea el compromiso que adquiere una persona al entrar en una empresa, tiene una serie de implicaciones:

1) Tienes un trabajo que hacer.
2) Tienes que hacerlo bien.
3) Eso requiere tiempo y energía.

Creo que hasta aquí estamos todos de acuerdo.

Pues bien, a partir de aquí, una beca que no soluciona las necesidades económicas fundamentales de cualquiera (y que, desde mi posición privilegiada de nuevo, puedo resumir en techo, comida, relación con los demás -cada día más difícil de realizar gratis-, reciclaje permanente -lo cual implica el consumo de bienes culturales- y un mínimo de paz mental y tiempo para uno mismo) es una mala idea.

Porque tenemos que darnos cuenta de que tener necesidad de seguir aprendiendo permanentemente no es algo que implique que pueda ser normal tener tres trabajos (mañanas, tardes, y fines de semana), porque entonces todo lo demás se resiente.

¿Realmente queremos hacer mal un trabajo por falta de tiempo y energía? Si la motivación es hacer CV y demostrar que seguimos activos, ¿no deberíamos demostrar resultados, sea lo que sea lo que hagamos? ¿No es preferible decir "no" si no damos abasto que cargar con algo que mina nuestro resultado profesional y nuestra vida personal?

Evidentemente hay casos de necesidad. Pero no creo, sinceramente, que sea el público de Expansión, ni el de este blog. Ese público cree fervientemente en el marketing personal y a veces parece que se olvida de que una de las P's del Marketing es la de Precio.

Hace un año, yo rechacé un trabajo porque era un error estratégico. Estaba en el paro y estaba asustada, como es normal, porque a pesar de haber estado estudiando, un parón de un año en una carrera profesional siempre es algo difícil de justificar. Porque la situación económica y laboral está en ese punto lleno de frases hechas al que he dicho que no voy a referirme más. Pero tuve que plantarme, y decir no. Porque me pedían un compromiso al que ellos no respondían y al que yo no sería capaz de responder si necesitaba complementar mis ingresos. Y, la verdad, porque ni siquiera era lo que quería hacer.

Mi jefe bromea a veces con que si me despidiera, seguiría trabajando a escondidas, y probablemente tiene parte de razón. Me apasiona mi trabajo actual y no podría dejar de hacerlo. No podría dejar de interesarme, de investigar, de probar, de aprender. En esas condiciones, puedo llegar a aceptar que una beca sea una opción preferible que estar en el paro. Pero, y no se lo van a creer, mi jefe, además, entiende que para que sea feliz, proactiva y tenga resultados, tengo que comer y dormir todos los días.

Será que estamos locos.